jueves, 30 de mayo de 2013

Nuestro irresistible vicio de criticar

Mariana Israel

Desoímos una y otra vez uno de los primeros mandatos del Papa Francisco: “No se saquen el cuero”. Las mujeres somos expertas pecadoras en la materia. Si hay un vicio incorregible que compartimos todas es etiquetar y criticar.
Vemos a una bella chica joven con un hombre mayor y gordito, y asumimos que está con él por su buen pasar económico (¿qué otra cosa le vio, si no?). ¿Una mujer atractiva en un alto cargo ejecutivo? ¡Seguro que se acostó con el director! Una madurita en minifalda es una divorciada come-hombres. La joven intelectual… seguro que está soltera. Y nuestra amiga que está más flaca y más linda que nunca, “algo” se hizo… ¿un lifting? ¿Botox?
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A la rubia medio tonta, el novio la engaña con medio país. Y la morocha de personalidad fuerte, dedicada a su trabajo, es obvio que es una pésima madre, sin tiempo para dedicarse a sus hijos.
La lista es IN-TER-MI-NA-BLE. Cuando se trata de hablar pestes de nuestros pares, nos volvemos impiadosas. ¿Por qué somos así?
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La psicoanalista Laura Orsi* afirma a Yahoo! Mujer que “generalizar y etiquetar” nos hace sentir más seguras. “Al ubicar al otro en una categoría, nos quedamos más tranquilas”, sostiene.
El problema, dice la experta, es que tomamos una parte por el todo. “No vemos a la persona tal cual es. Hacemos un juicio de valor sobre un aspecto que poco dice del otro”, amplía. En algunos casos concretos, hay un trasfondo competitivo. Si estamos seguras de que “esa” consiguió un mejor puesto en el trabajo a cambio de una noche de pasión con el jefe, la pregunta que arde detrás es: “¿Por qué no llegué yo hasta ahí?”.Orsi señala que no somos las únicas arpías: ellos también rotulan, pero con otros parámetros. Se basan más en lo físico –“la pechugona”– o en las preferencias sexuales –“a esa seguro que le gusta…”. Así que nadie se salva de este infierno.
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Otro punto interesante para analizar es que las etiquetas van cambiando según la época. Hoy, “es una solterona” no es el insulto que era antaño. “Los rótulos están ligados a la sociedad del momento”, indica Orsi.
La usuaria Candy34 escribió en un foro de la revista Vogue España, una reflexión que merece compartirse: “Creo que todas lo sabemos: las mujeres somos criticonas, somos competitivas. No voy a mentir, a veces no me doy cuenta y hago algún comentario venenoso hacia alguien que me cae mal ‘porque es fea, porque tiene tal cosa y tal otra’. Casi lo hago inconscientemente dado que la gente critica todo el tiempo. Y casi te hace sentir mejor dejar entrever los defectos de los demás (como si uno fuera perfecto, ¿no?). Creo que esta conducta es enfermiza y la vemos por todos lados; en la televisión, en las revistas, en internet (…) lo más triste aún, es que lo hagamos nosotras mismas. LAS MUJERES. Nosotras mismas nos criticamos, nos destruimos”.
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¿Qué es esto de derribarnos entre nosotras? ¿Dónde quedó la fraternidad? Si somos nuestras peores enemigas, ¿en quién podemos confiar?
Especialista consultada: *Dra. Laura Orsi: miembro de la Asociación de Psicoanálisis Internacional y de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).



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