miércoles, 30 de diciembre de 2009

Fin de año en la calle


INFORME DE LA ASOCIACION MEDICOS DEL MUNDO - Fin de año en la calle
Cada Fin de Año numerosas asociaciones y parroquias realizan almuerzos y cenas para solidarizarse con los miles de chicos en situación de calle. Para muchos, lejos de ser un festejo, sufren más aún el desamparo y la soledad. El efecto de las carencias básicas en la salud.

Estar viviendo en la calle es mucho más que no tener un techo sobre la cabeza.
Es saberse indefenso, solo, desamparado e invisible para el resto de la sociedad.
Para quien vive en la calle no hay proyecto futuro y es difícil sostener las esperanzas.
La exclusión, el empobrecimiento y la marginación es el único horizonte y no hay referentes para sostener autoestima posible.
De acuerdo con el último informe de la organización Médicos del Mundo, sólo en la capital argentina viven unas once mil personas en la calle.
El frío número está compuesto por más de tres mil menores de 16 años y siete mil adultos con una edad promedio de 42 años que pasan la mayor parte de su vida en la calle.
Veamos qué dicen los datos:
* Un 76 por ciento de ellos lo hace en absoluta soledad.
* El 43 por ciento está, desde hace más de tres años, en la calle.
* El 60,7 por ciento tiene estudios secundarios incompletos.
* El 14,6 por ciento el primario incompleto.
* El 46,4 por ciento no tiene ningún empleo.
* Del 46,7 por ciento que trabaja, unos lo hacen en la venta ambulante, otros hacen changas, o simplemente, trabajan en la calle.
La llegada de las festividades de fin de año pueden significar poco y nada pueden para quien ve desdibujado su futuro y se despierta cada día sintiendo el abatimiento del abandono que como una letanía transcurre frente a la mirada impávida de muchos.
"Si se pierde el amor del otro, de quien se depende, se queda desprotegido frente a toda clase de peligros. Por eso es importante preguntarse qué secuelas deja la naturalización de la precariedad y qué efectos tiene la herencia ineludible de la pobreza
"La pobreza deprime, aunque sea una variable difícil de medir. En sus diversas manifestaciones genera rupturas, desfasajes e interrupciones de la vida individual y social", señala Cecilia Moise, psicoanalista y coordinadora del Grupo de Investigación Psicoanálisis y Comunidad de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Por su parte, para la psicoanalista y psiquiatra de la misma asociación, Liliana Novaro, las personas que no tienen ni techo ni familia pueden tener una vivencia de desamparo e indefensión más intensa durante estas fechas.
"Viven en una honda soledad", dice.
Muchos de ellos pueden estar "endurecidos" para no sufrir tanto, armarse una coraza para no sentir ya ni dolor ni tristeza y resignarse, perdiendo la esperanza, frente a lo que no pueden modificar.
"La carencia de afectos, de vínculos afectivos sólidos es una de las peores cosas que le puede suceder a un ser humano. Esa persona en consecuencia se torna indiferente", asegura.
No obstante, no todo pasa por el dinero. También son fundamentales los vínculos.
"Si bien hay una gran cantidad de personas que tienen viviendas, muchas muy precarias y están por debajo de la línea de pobreza tienen afectos familiares, del barrio o del asentamiento; tienen con quien compartir y el amor entre ellos ayuda a afrontar las dificultades de la vida", advierte Novaro.
Algunas organizaciones de ayuda, civiles, eclesiásticas, tratan de mitigar esta situación, organizando la fiesta de Navidad para aquellos que no tienen recursos, con cena, regalos y cánticos.
Según la psicoanalista, las personas solas y sin techo que reciben el cariño y la compañía de otros en las fiestas de Fin de Año pueden sentirse reconfortados, pero probablemente eso no alcance a mitigar el efecto de tantas carencias básicas.
"Algunas personas viven sin fijarse en los malestares de otros semejantes, pueden sentirse bien con tener sus propias necesidades satisfechas", sostiene Novaro.
Otras, en cambio, tienen mayor sensibilidad hacia los otros semejantes y pueden desear ayudar de diferentes maneras.

Navidad sin sentido
Para Novaro, las personas sin techo están allí.
Algunos, porque no tienen dónde estar, otros porque no quieren volver de donde se fueron.
Estamos en un mundo complejo y lleno de sabios que no se escuchan entre sí y de seres anónimos que no son nada para nadie; seres humanos descartables. Pasamos como si no los viéramos, hemos naturalizado su mortificación.
El respeto a la vida humana no admite discriminaciones.
Es inevitable crear un espacio propicio a la vida, en el cual, las instituciones, las comunidades, las leyes, las costumbres, las familias favorezcan el respeto y el aliento a apoyar la vida.
"En la calle está la muerte", dice Novaro.
A juicio de Moise, la mejor política social es mucho más que un ramillete de programas asistenciales para indemnizar a las víctimas del progreso de otros.
"Es un conjunto de prioridades públicas para que los hombres, mujeres, niños, adolescentes, jóvenes y mayores tengan una vida que valga la pena de ser vivida siempre", concluye-Por Carolina Stegman-http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/30/12/2009/9cu087.html

jueves, 24 de diciembre de 2009

Fiestas de fin de año, cotillón de emociones


Fiestas de fin de año, cotillón de emociones

Los especialistas revalorizan la importancia de reforzar los vínculos afectivos y los lazos sociales. Pero también señalan que para algunas personas los festejos se convierten en una "verdadera pesadilla".
Las Fiestas causan varios estados anímicos que tienen múltiples desencadenantes de acuerdo a las expectativas y vivencias de cada persona, afirman los profesionales.

Neuquén > En estas horas previas a las Fiestas de fin de año, la alegría, la nostalgia, la esperanza, la ternura, el dolor y la angustia “hacen su gran despliegue convulsionando a la gente”, sostuvo Mónica Cruppi, licenciada en Psicología e investigadora de temas de pareja y familia.
En estas horas en que el amor se pone de manifiesto como en ninguna otra época del año surge la necesidad de encontrarse con los amigos, reconciliarse con los que se está enemistado y recordar a los seres queridos que ya no están a nuestro lado. Sin embargo, para muchos de los mortales, las Fiestas de fin de año lejos de ser una celebración se convierten en “una verdadera pesadilla”, advirtió Cruppi. “Suelen causar diversos estados anímicos que tienen múltiples desencadenantes de acuerdo a las expectativas y vivencias de cada uno”, agregó.
A la hora de describir los estados anímicos, la especialista subrayó que aparecen con más frecuencia “la ausencia de los que no están” para compartir estas celebraciones “que provoca un estado de nostalgia pasajero y en otros de tristeza por las pérdidas”. También los conflictos familiares que no desaparecen porque vienen las Fiestas sino que en muchas ocasiones “los vemos emerger con más fuerza, representados en rivalidades, celos, envidias, broncas, desprecio, es decir se despliega todo un abanico afectivo negativo entre algunos miembros de la familia”, puntualizó. Por último, Cruppi resaltó los conflictos en la pareja que “generan una verdadera lucha por el poder por dónde pasar las Fiestas, decidir con quién, en casa de quién se va a cenar, todo esto puede ser motivo de discusión para una pareja o cuando la familia se inmiscuye demasiado en la vida de ésta”.

Importancia de los vínculos
Para Laura Orsi, médica psicoanalista y coautora del libro “Psicoanálisis y Sociedad”, las Fiestas son generadoras de una gran expectativa e ilusión. “Estos sentimientos surgen ya desde los preparativos ya que para algunos es importante reunirse con la familia o con amigos; pero a veces esto es una gran odisea. Es posible que se agudicen los sentimientos de soledad y de angustia (depresión y ataques de pánico), ya que cuando termina el año, es tiempo de balances, de proyectos, sueños e ilusiones”, explicó Orsi.
Destacó que por la gran crisis de confianza e incertidumbre que se vivió este año es conveniente revalorizar la importancia de los vínculos afectivos, de los lazos sociales “como sistema de red de contención frente a la inseguridad del futuro y la adversidad y refugiarse en ellos para combatir el malestar, la soledad y la exclusión".

Tiempo de balance y de metas

Neuquén > Muchas personas llegan a este último tramo del año realizando un balance y, en algunos casos, dicen los especialistas, este recuento es atravesado “con un alto nivel de angustia que genera estados depresivos”, comentó Cruppi. “Cuando las metas no se cumplen hay quienes se sienten muy frustrados muchas veces son sujetos con un alto nivel de exigencia. En esta época del año aumentan las consultas al psicoanalista porque las Fiestas a veces conectan con planteos existenciales profundos”, precisó.
Por su parte, Hugo Litvinoff, de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), comentó que por estos días en el consultorio los argentinos expresan sus expectativas para el próximo año pero eso depende “de cómo le haya ido en el año que termina y otro poco de la personalidad de cada uno”. Litvinoff explicó que “lo nuevo es siempre un desafío que pone en juego la capacidad de respuesta. Tampoco hay que olvidar que vivimos en un mundo en constante cambio y crisis, y las noticias que cada día nos ofrecen los diarios asustan hasta al más optimista. Por eso, la tendencia es tener una actitud prevenida hacia 2010 al vigilar atentamente lo poco o mucho que se ha conseguido. Con todo, hay quienes confían en sus afectos y en su capacidad de trabajo, y eso les permite brindar con una sonrisa no fingida”. Desde el punto de vista emocional, el psicoanalista indicó que “quien pone el acento en lo hecho llega a estas Fiestas con una mayor sensación de satisfacción”, mientras que aquellos que se quedan pensando en todo lo que no pudieron lograr “sienten que el año ha pasado muy rápido, que la Navidad se les vino encima y que todavía les queda todo por hacer”. http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2009/12/24/50111.php-

lunes, 21 de diciembre de 2009

¿Que' nos pasa con la inseguridad?


La indefension: bronca miedo dolor y lagrimas
En este año particular y diferente , por la incertidumbre y la falta de confianza, producto de la crisis local y mundial, las personas sienten mayor "ansiedad" respecto del futuro : el empleo, el dinero, las obligaciones, y la duda de poder mantener la misma calidad de vida.
El miedo por la inseguridad tambien nos desvela: que hacer con la desproteccion , desamparo y la impotencia que se siente , frente a los robos, asaltos, secuestros virtuales. La sensacion de perdida de Identidad ( documentos, tarjetas, registro) se agrava en el caso de las mujeres cuando les roban la cartera con todo adentro, agenda, tarjetas varias, pendrives, llaves. El estre's que implica el momento en si, el despojo, mas el malestar de tener que renovar todo (a pesar que a veces la documentacion se recupera tirada en algun lugar ) o el panico, a perder la vida propia ,o la de un familiar,ese momento es imborrable o el temor/terror a que se vuelva a repetir , nadie esta exento. El stress postraumatico , con sintomas psiquicos y fisicos y la reaccion frente al hecho, es particular para cada persona, a veces las personas quedan paralizadas, otras piden ayuda , o corren o se enfrentan al agresor sin medir las consecuencias. La prevencion es posible : es muy importante cuidar y cuidarse (sobretodo niños, adolescentes y ancianos) estar atento, o evitar en lo posible, situaciones que consideramos de riesgo. Consultar si los sintomas (angustia intensa , depresion, trastornos de la alimentacion y del sueño) persisten.Lo mas importante: tener una red de contencion: familiares , amigos , o vecinos que puedan asistirnos o contenernos
Por Dra.Laura Orsi Médica Psicoanalista-Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) publicado por Adrian Martinez, en Diario la Prensa-Ed.Impresa-21/12/09

domingo, 20 de diciembre de 2009

Crackberry , adicción en tiempo real


Tendencias
Crackberry , adicción en tiempo real
Los maniáticos del teléfono inteligente pueden llegar a revisar sus mensajes más de 400 veces al día, y si no lo tienen, sufren el síndrome de abstinencia
Noticias de Economía
Domingo 20 de diciembre de 2009 Publicado en edición impresa

Raquel Saralegui
Para LA NACION

Las ventas de teléfonos inteligentes (o smartphones ) en la Argentina se duplicaron de 2007 a 2009. Según Enrique Carrier, jefe de la consultora Carrier y Asociados, se vendieron en 2007 180.000 aparatos, mientras que la cifra aumentó a 370.000 este año. Según estimaciones privadas, 2009 terminará con alrededor de 23 millones de usuarios de Internet en el país, tres millones más que en 2008.

Por la posibilidad de estar siempre conectados y de llevar la oficina a cuestas en dispositivos cada vez más pequeños, los teléfonos inteligentes ganan cada más adeptos entre profesionales, ejecutivos y hombres de negocios. Y así como propician una mayor eficiencia al borrar distancias y acortar tiempos también son el blanco de una adicción que está a la orden del día: el crackberry .

Lejos de denostar los avances de la tecnología móvil, se trata obviamente de una cuestión de uso que, por compulsiva, termina afectando la calidad de vida y la salud. La realidad es que resulta casi imposible quitarle los ojos a la pantalla aun en reuniones importantes de trabajo. Lo mismo que apagarlo durante la noche o ponerle límite a los temas laborales en horas de ocio. Ante la adicción, "su falta genera síntomas de abstinencia, ansiedad, tensión, estrés", enumera Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés.

"La dependencia al teléfono se pone de manifiesto cuando se suprime la relación con el objeto y se altera el estado emocional de la persona, que se muestra irritable, inquieta, preocupada. En algunos casos esta abstinencia puede asociarse a manifestaciones físicas como tensión muscular, acidez o dolores musculares", detalla Verónica Mora, médica psiquiatra, miembro de la Asociación de Psiquiatras Argentina (APSA).

Una enfermedad
Según una nota del diario español El País y en palabras de Juan Manuel Romero, especialista en adicciones digitales, el " crackberry consiste en mirar más de 400 veces diarias la pantalla del teléfono".

Más allá del número, que impresiona, la frontera entre el uso y el abuso "depende de cada uno y está relacionada con una tendencia previa de la persona", dice Laura Orsi, médica psicoanalista y miembro de la APA. "Se vuelve adictivo si la vida se centra sólo en el uso del teléfono, si se deja de estar con la familia, con los amigos. La adicción tiene que ver con el grado en que se modifican las relaciones interpersonales."

Otro síntoma cotidiano: "Si salís de tu casa y te olvidaste la plata, llegás a la oficina y le pedís prestado a un compañero, pero si te olvidaste el teléfono, seguro que volvés a buscarlo", resalta Susana Calero, médica psiquiatra, jefa del Servicio de Adicciones del Hospital Alvarez y directora del Centro de Asistencia, Capacitación e Investigación de Socioadicciones (Cacis).

Convertido en una herramienta laboral imprescindible, para Juan Cruz Mones Cazón, director de la ONG Idealistas.org y usuario entusiasta, estar hoy sin su teléfono inteligente le resulta imposible: "Es mi asistente personal. Hace un par de años si me olvidaba el celular, no me importaba. Ahora, aunque esté a una cuadra del trabajo, vuelvo a casa a buscarlo. Me reconozco más que fanático, y no con mucha simpatía, como un enfermo de estos dispositivos que me permiten tener unificada la agenda, los contactos, el correo electrónico. Y que además me divierten, se han vuelto un hobby. Estoy siempre pendiente de las nuevas aplicaciones".

Al tiempo que alaba sus bondades, Nicolás Mateo, abogado y empresario movedizo, también admite que el teléfono inteligente se ha vuelto casi una extensión de la mano. "Es una herramienta fundamental para mi trabajo, que me permite estar fuera de la oficina bastante seguido. Prácticamente ya ni uso la computadora porque me informo y me comunico todo el tiempo con el smartphone. Y reconozco que tengo una adicción: estoy todo el día mirándolo a ver qué aparece."

Padre de tres chicos en edad escolar, Mateo también admite que por exigencia de sus hijos trata de usarlo menos: "En casa antes era peor, lo dejaba a la hora de la cena. Ahora lo apago cuando llego, para estar con los chicos".

Sin descanso
Además del perjuicio que puede ocasionar en la relación con los otros, la médica psiquiatra Mora advierte que el hecho de estar "siempre conectado supone una tensión sostenida que no es natural para el organismo, que busca en sus ciclos el momento de descanso y corte; equivale a un estímulo permanente y tiende así a la sobrecarga".

Con ella coincide su colega López Rosetti: "El uso de la tecnología está bien en la medida en que mejore la calidad de vida. Pero cuando la carga de la aplicación de esa tecnología supera la capacidad de la persona puede ser causante de estrés. La herramienta debe estar al servicio de la persona y no al revés".

El uso compulsivo puede acarrear consecuencias físicas. Lesiones en la mano como tendinitis y fatiga del pulgar, lesiones en la vista, además de alterar las horas de descanso, según precisa la médica psiquiatra Calero. Al tiempo que destaca: "La cuestión está en usar la herramienta para la finalidad que tiene y en el tiempo necesario para la dedicación objetiva que se busca. Si terminé la tarea laboral y sigo enganchado con el teléfono, no tengo descanso ni en mi mente, ni en mi relación social, ni en mi relación familiar, que es lo que se termina afectando. Y si bien estos dispositivos permiten aprovechar tiempos de viaje, de espera en aeropuertos, lo cierto es que antes eran momentos donde uno hacía nada y ahora no hacés nada nunca".

Por la misma línea, la doctora Orsi ilustra su propio caso: "Creo que a partir de Internet todos trabajamos un poco más. Yo, por ejemplo, cuando termino de atender a mis pacientes, antes de irme del consultorio, contesto los mails porque muchos se comunican por el correo electrónico".

Con las barreras entre la vida laboral y de ocio cada vez más desdibujadas, tecnología móvil mediante, hasta las vacaciones hace tiempo que dejaron de ser los esperados días de desenchufe. "Hoy todo cambió, las vacaciones tienden a ser más cortas y en la playa casi todos los balnearios ofrecen Internet. Por eso hay gente que se va a lugares aislados, para desconectarse", apunta Orsi.

"Hago grandes esfuerzos para desconectarme completamente en las vacaciones. Trato de chequear sólo una o dos veces por día cómo va el trabajo, pero me cuesta muchísimo. Mi trabajo también es mi pasión, mi proyecto, mi vida, entonces se mezcla todo. Pero llega un punto en que me doy cuenta de que tengo que poner freno", dice Mones Cazón.

Difícil imaginar la vida sin la tecnología móvil, que ha cambiado las costumbres, la forma de trabajar, de estar en contacto. Pero los especialistas consultados coinciden en preguntarse si la conexión permanente implica mejor comunicación. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1213350

viernes, 18 de diciembre de 2009

La Navidad- tiempo de Esperanza


¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar! (Charles Dickens)

domingo, 6 de diciembre de 2009

Vivir las fiestas... solos o acompañados

PSICOLOGIA/SALUD
Vivir las fiestas... solos o acompañados
Cuando llega la hora de despedir el año, a veces se agudizan los sentimientos de soledad y angustia. Qué dicen los especialistas
Noticias de La Revista de La Nacion
Publicado en edición impresa

"Las fiestas tienen una mezcla de alegría por lo nuevo, por lo que viene (lo que traen la Navidad y las vacaciones), y de tristeza: el duelo por lo que se va. El balance, ese sentimiento dual, provoca las más diversas combinaciones y confictos", afirma la doctora Laura Orsi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
En esta época del año, los pedidos de tratamiento en los consultorios psicoanalíticos aumentan, según datos del Centro de Orientación y Asistencia de la APA. En la mayoría de los casos, lo que más preocupa a los pacientes es la soledad. En cuanto a estas personas, "en los motivos que expresan, si bien aluden a distintas sintomatologías, se descubren diversos grados de la depresión, hasta la crisis de angustia o ataque de pánico", afirma el licenciado Enrique M. Novelli, miembro de la APA.


POR QUE. "Este sentimiento es el estado producido por la percepción de añoranza ante la pérdida o ausencia de vínculos interpersonales. Ese estado de añoranza es una de las características del doloroso estado de soledad que se diferencia del estar solo. Porque una persona puede elegir estar sola y no sentir la soledad", afirma Novelli.


REUNIRSE. "Las reuniones familiares para las tradicionales fiestas de Navidad y Año Nuevo proporcionan la oportunidad de encontrarse con todos los seres queridos -afirma el Dr. Ricardo Rubinstein, miembro titular en función didáctica de la misma institución-. La ausencia de algunos miembros por fallecimiento y la lejanía de otros por migración reactivan sentimientos dolorosos que pueden llevar, de ser sentidos como intolerables, a la instalación de cuadros más severos. De allí que el aumento de depresiones en esta época del año no es de extrañar."


DIFERENCIAS. "Sabemos, por otra parte, que no siempre los encuentros familiares son el reino del amor y la armonía. Reyertas, diferencias y enconos también tienen ocasión de reactivarse en las fiestas, así como las disputas de poder respecto de en casa de quién se hace la reunión, qué lleva cada uno, cómo irán vestidos, los parientes pobres y los parientes ricos, la inclusión de nuevos integrantes en la familia con las expectativas de aceptación o rechazo, etcétera", agrega Rubinstein. Reconociendo estas situaciones, hay mucho que se puede hacer. Por otra parte, concluye el especialista, a la hora de reunirse, "en las últimas décadas han aparecido nuevos modelos, como los encuentros de grupos multifamiliares o de amigos". Para tener en cuenta.

Claves

Lo importante es no quedarse solo. Es bueno encontrarse con amigos, familiares o vecinos por más que aparezcan sentimientos de tristeza.


Tener en cuenta que existen posibilidades de realizar prevención de desórdenes psíquicos severos, en los que situaciones como la llegada de fin de año servirían de gatillo o disparador para el agravamiento de los cuadros.


Tanto en el caso de los balances como en el de las fiestas de fin de año, una consulta es recomendable particularmente cuando no se vislumbran alternativas para vivencias muy dolorosas o conflictos que aparentan ser irresolubles. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=558096-Domingo 28 de diciembre de 2003

Datos útiles
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