RELACIONES
Amor sin compromiso Los vínculos light y la falta de tiempo y espacio para relacionarse. Razones del desencuentro.
Mónica Soraci. ESPECIAL PARA CLARIN MUJER Qué estará pasando que Lorena Bassani, a los 29 años, tuvo que armar el blog Busco un novio, para conocer un hombre con quien compartir, al menos, algún tiempo? ¿Qué estará pasando que Ricardo B., de 38, se queja de no encontrar una "mujer que valga la pena" para armar una pareja? ¿Estamos en una época de desencuentros? ¿O hay una nueva fobia que está viendo la luz? "Vivimos un momento de intensas transformaciones que producen un impacto traumatizante, por la incertidumbre y la aceleración que les imprime -reconoce la doctora Laura Orsi, médica psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional-. No tenemos el tiempo ni el espacio para relacionarnos con el otro, conocerlo ni hacer el proceso que conlleva la construcción de un vínculo. Todo es perentorio: toco y me voy". Los especialistas coinciden en que las relaciones ya no son lo que eran, y no hablan de tantos años atrás. "El siglo XXI nos encuentra sumidos en una crisis de los lazos sociales; los psicoanalistas pensamos la época como el fin de la forma tradicional de familia", describe la licenciada Any Krieger, psicoanalista y miembro de la APA. Y agrega: "El tabú que habitaba el sexo se ha desplazado hacia el amor". Parece ser que de eso ya no se habla. "Enamorarse es old fa-shioned; fuera de moda. Amar ha caído en desuso", plantea Krieger. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman investigó el tema y sostiene que "en esta época la fluidez, la fragilidad y la transitoriedad tienen un efecto letal sobre el impulso amoroso" y que el mundo "parece conspirar contra la confianza". Orsi agrega que Bauman vislumbró que hombres y mujeres tienden a sentirse descartables y que ninguno está dispuesto a invertir a largo (o mediano) plazo en el mapa afectivo. La familia tradicional en estos tiempos modernos cotiza en baja, según refieren los especialistas. ¿Pero por qué el amor no encuentra adeptos? Algunos parecen confundir los términos. "Una cosa es el amor y otra el matrimonio. Hay quienes no lo viven como una manera de facilitar la relación amorosa sino como un corsé que viene a quitarles la libertad -aclara Orsi-. Pero lo cierto es que hay personas que logran vivir en pareja sin perder la independencia y otras que, en compañía, se sienten atrapadas sin salida a la vista". Entonces, si el compromiso afectivo resulta una carga tan pesada de sobrellevar, un vínculo light, superficial, vendría a "resolver" aquellas situaciones a las que no queremos enfrentarnos. Pero no es tan simple. Porque ahí llegan las contradicciones. "Esas relaciones livianas, en la mayoría de los casos, además de terminar rápidamente, traen la sensación de soledad y vacío", revela Orsi. Y así saltan de cama en cama con un único resultado. Más y más soledad. Si las mujeres dicen que no encuentran hombres y los hombres que no encuentran mujeres, quedaría preguntarse ¿quién es el primero en tirar la piedra y esconder la mano? "El hombre es el que se encuentra más afectado, quien padece anestesia amorosa. Hoy, un varón se amordaza antes de confesar su sentir por una mujer, muchas veces también tienen amordazados sus sentimientos", analiza Krieger, quien además sostiene que "el caballero del siglo XXI perdió la espada y la palabra; es como si hubiese quedado huérfano del lenguaje para la mujer. Podríamos tomarlo como la primera gran caída del hombre en la civilización". Según la doctora María Teresa Calabrese, psicoanalista y psiquiatra, miembro de APA e integrante de la Comisión de Psicoanálisis y Sociedad, "estamos en una época de transformación de los roles tradicionales del hombre y la mujer. Muchos varones están desorientados ante el avance femenino y eso, a mi entender, está íntimamente relacionado con la liquidez' de los vínculos". Al hombre le cuesta tener a su lado a una mujer que trabaje a la par suya, asegura Calabrese, y que en ocasiones gane más que él, sin sentir que con eso pierde su lugar de hombre de la casa y de gran proveedor. "Y a la mujer le cuesta aceptar la paridad laboral, sin desvalorizar al hombre ni sentirse superior. Es que los cambios sociales avanzan mucho más rápido de lo que la mente puede capturar; creo que serán necesarias algunas generaciones para sacarle provecho a esos cambios", evalúa Calabrese. Menudo problema al que deben enfrentarse las sociedades modernas, donde lo que prima es lo efímero, la instantaneidad, sobre todo porque los vínculos humanos sólo demandan una virtud: tiempo y esfuerzo.En el trabajo¿Qué sucede con las personas en su relación laboral? ¿A la gente le cuesta ponerse la camiseta de la empresa? "El trabajo es uno de los organizadores de la vida cotidiana, los lazos sociales y proyectos de vida. La dedicación en el trabajo depende de la personalidad del empleado pero también de la satisfacción laboral", explica la licenciada Olga Cartañá. Los que se inician en el mercado laboral, en general, lo hacen con estusiasmo y dedicación, agrega. Pero las condiciones de irregularidad en el empleo que se presentan con frecuencia, como trabajo en negro, precario, con baja remu- neración, pueden desmotivar a las personas, quienes al tiempo llegan a convertirse en víctimas de exigencias desmedidas. "De prologarse esas situaciones, puede llegar a producir el llamado síndrome de Burn-out, una patología que se presenta sobre todo en los profesionales del área social y de servicios. Algunos renuncian, otros permanecen haciendo lo mínimo para que no los echen", dice la especialista. 31/5/08
Amor sin compromiso Los vínculos light y la falta de tiempo y espacio para relacionarse. Razones del desencuentro.
Mónica Soraci. ESPECIAL PARA CLARIN MUJER Qué estará pasando que Lorena Bassani, a los 29 años, tuvo que armar el blog Busco un novio, para conocer un hombre con quien compartir, al menos, algún tiempo? ¿Qué estará pasando que Ricardo B., de 38, se queja de no encontrar una "mujer que valga la pena" para armar una pareja? ¿Estamos en una época de desencuentros? ¿O hay una nueva fobia que está viendo la luz? "Vivimos un momento de intensas transformaciones que producen un impacto traumatizante, por la incertidumbre y la aceleración que les imprime -reconoce la doctora Laura Orsi, médica psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional-. No tenemos el tiempo ni el espacio para relacionarnos con el otro, conocerlo ni hacer el proceso que conlleva la construcción de un vínculo. Todo es perentorio: toco y me voy". Los especialistas coinciden en que las relaciones ya no son lo que eran, y no hablan de tantos años atrás. "El siglo XXI nos encuentra sumidos en una crisis de los lazos sociales; los psicoanalistas pensamos la época como el fin de la forma tradicional de familia", describe la licenciada Any Krieger, psicoanalista y miembro de la APA. Y agrega: "El tabú que habitaba el sexo se ha desplazado hacia el amor". Parece ser que de eso ya no se habla. "Enamorarse es old fa-shioned; fuera de moda. Amar ha caído en desuso", plantea Krieger. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman investigó el tema y sostiene que "en esta época la fluidez, la fragilidad y la transitoriedad tienen un efecto letal sobre el impulso amoroso" y que el mundo "parece conspirar contra la confianza". Orsi agrega que Bauman vislumbró que hombres y mujeres tienden a sentirse descartables y que ninguno está dispuesto a invertir a largo (o mediano) plazo en el mapa afectivo. La familia tradicional en estos tiempos modernos cotiza en baja, según refieren los especialistas. ¿Pero por qué el amor no encuentra adeptos? Algunos parecen confundir los términos. "Una cosa es el amor y otra el matrimonio. Hay quienes no lo viven como una manera de facilitar la relación amorosa sino como un corsé que viene a quitarles la libertad -aclara Orsi-. Pero lo cierto es que hay personas que logran vivir en pareja sin perder la independencia y otras que, en compañía, se sienten atrapadas sin salida a la vista". Entonces, si el compromiso afectivo resulta una carga tan pesada de sobrellevar, un vínculo light, superficial, vendría a "resolver" aquellas situaciones a las que no queremos enfrentarnos. Pero no es tan simple. Porque ahí llegan las contradicciones. "Esas relaciones livianas, en la mayoría de los casos, además de terminar rápidamente, traen la sensación de soledad y vacío", revela Orsi. Y así saltan de cama en cama con un único resultado. Más y más soledad. Si las mujeres dicen que no encuentran hombres y los hombres que no encuentran mujeres, quedaría preguntarse ¿quién es el primero en tirar la piedra y esconder la mano? "El hombre es el que se encuentra más afectado, quien padece anestesia amorosa. Hoy, un varón se amordaza antes de confesar su sentir por una mujer, muchas veces también tienen amordazados sus sentimientos", analiza Krieger, quien además sostiene que "el caballero del siglo XXI perdió la espada y la palabra; es como si hubiese quedado huérfano del lenguaje para la mujer. Podríamos tomarlo como la primera gran caída del hombre en la civilización". Según la doctora María Teresa Calabrese, psicoanalista y psiquiatra, miembro de APA e integrante de la Comisión de Psicoanálisis y Sociedad, "estamos en una época de transformación de los roles tradicionales del hombre y la mujer. Muchos varones están desorientados ante el avance femenino y eso, a mi entender, está íntimamente relacionado con la liquidez' de los vínculos". Al hombre le cuesta tener a su lado a una mujer que trabaje a la par suya, asegura Calabrese, y que en ocasiones gane más que él, sin sentir que con eso pierde su lugar de hombre de la casa y de gran proveedor. "Y a la mujer le cuesta aceptar la paridad laboral, sin desvalorizar al hombre ni sentirse superior. Es que los cambios sociales avanzan mucho más rápido de lo que la mente puede capturar; creo que serán necesarias algunas generaciones para sacarle provecho a esos cambios", evalúa Calabrese. Menudo problema al que deben enfrentarse las sociedades modernas, donde lo que prima es lo efímero, la instantaneidad, sobre todo porque los vínculos humanos sólo demandan una virtud: tiempo y esfuerzo.En el trabajo¿Qué sucede con las personas en su relación laboral? ¿A la gente le cuesta ponerse la camiseta de la empresa? "El trabajo es uno de los organizadores de la vida cotidiana, los lazos sociales y proyectos de vida. La dedicación en el trabajo depende de la personalidad del empleado pero también de la satisfacción laboral", explica la licenciada Olga Cartañá. Los que se inician en el mercado laboral, en general, lo hacen con estusiasmo y dedicación, agrega. Pero las condiciones de irregularidad en el empleo que se presentan con frecuencia, como trabajo en negro, precario, con baja remu- neración, pueden desmotivar a las personas, quienes al tiempo llegan a convertirse en víctimas de exigencias desmedidas. "De prologarse esas situaciones, puede llegar a producir el llamado síndrome de Burn-out, una patología que se presenta sobre todo en los profesionales del área social y de servicios. Algunos renuncian, otros permanecen haciendo lo mínimo para que no los echen", dice la especialista. 31/5/08
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