UN CASO QUE ESCANDALIZA A VILLA DOLORES y PLANTEA LOS LIMITES DE LAS SANCIONES ESCOLARES
Rata, sexo, video, amonestaciones y debate
Un grupo de 15 alumnos decidió hacer un picnic en horario escolar. Dos de ellos fueron filmados teniendo sexo. Las imágenes llegaron hasta la escuela. Ahora los padres realizan una acción legal para que los reincorporen.
Secciones
Fernanda Nicolini
D.Critica 09.09.2008
Los padres de ocho alumnos que quedaron involucrados en un escándalo de sexo y videos recurrirán a la Justicia para que deje sin efecto las amonestaciones que les aplicó la dirección del Colegio Normal Dalmacio Velez Sarfield, en la localidad cordobesa de Villa Dolores. La sanción implica que los adolescentes quedan en calidad de “libres” y deberían rendir todas las materias a fin de año. Los padres sostienen que el castigo es “arbitrario” porque los hechos ocurrieron fuera del ámbito escolar. Y que antes que correctivas, las amonestaciones implican una sanción moral por el revuelo que causó el episodio en la ciudad. Especialistas consultados por este diario, lamentaron que las autoridades del colegio “opten por una actitud punitiva en lugar de aprovechar lo ocurrido con sentido educativo”. Y otros, sin adherir, plantean la necesidad de que se pongan límites. Según el relato de los chicos, el pasado 29 de agosto decidieron festejar el cumpleaños de una compañera en vez de ir al colegio. Eran un grupo de 15: cargaron las mochilas con comida y bebida y fueron al balneario central, que queda a orillas del río de Los Sauces y a sólo cinco cuadras de la plaza principal. Al lugar se lo conoce como Villa Cariño y es un clásico de los estudiantes que se hacen la rata. Fue ahí, precisamente, donde alguien filmó con su celular a dos de los adolescentes mientras tenían relaciones sexuales y el resto miraba. Al parecer, los chicos no sabían que este supuesto voyeur los había registrado. El video empezó a circular a través de los celulares y finalmente llegó a la web. La chica involucrada tuvo un ataque de nervios al enterarse, el pueblo se conmocionó, los medios empezaron a decir que hubo drogas y alcohol y la escuela decidió actuar. La directora Edith Alfaro, a cargo del Normal “Dalmacio Vélez Sarsfield”, les aplicó 15 amonestaciones y así dejó libres a ocho de los 15 alumnos sancionados.Alfaro se basó en el hecho de que se hubieran rateado y de que hicieran circular el video para amonestarlos. Pero los padres dicen que el supuesto escándalo sexual fue lo que disparó el castigo. Alfaro sólo dijo a Crítica de la Argentina: “Si algunos se quedaron libres fue por una acumulación de amonestaciones.No puedo decir más nada porque ahora todo va a pasar a instancia judicial”. Los padres de los ocho chicos afectados se reunieron con un abogado. Según contó Cecilia, madre de una de las alumnas: “Creemos que es una sanción fuera de contexto, autoritaria y arbitraria. No podemos explicarnos por qué son las amonestaciones si nuestros hijos no participaron del video y faltaron al colegio con nuestra autorización: nosotros sabíamos que iban al cumpleaños de quince de esta compañera.” Cecilia también dice que les preocupa que la sociedad de Villa Dolores condene a sus hijos sin haberles dado la oportunidad de defenderse. “Imaginate que ahora nosotros vamos al trabajo o a casas de familiares y nos cuestionan por lo que la tele y los diarios dicen que hicieron nuestros hijos, cuando ellos no hicieron nada malo. El problema es que la escuela decidió primar su reputación en vez de decir ‘veamos qué está pasando, contengamos a estos chicos’.” En esta zona de ambigüedad, donde las acciones suceden fuera de la escuela, pero se originan o reproducen ahí, el rol de la institución y sus límites de intervención generan cuestionamientos. Lo mismo sucede cada vez que se desata un hecho de violencia entre compañeros más allá del ámbito del colegio. Es en estas situaciones donde los especialistas se preguntan hasta dónde se puede sancionar y qué se debe sancionar. “La escuela no tiene injerencia cuando las cosas suceden fuera de ella, pero en este caso en particular, el problema está en que se tomó una actitud punitiva cuando se podría haber aprovechado como una cuestión educativa”, opina María Inés Re, especialista en educación sexual. “De todos modos, los adultos nos rasgamos las vestiduras mientras se ven escenas de sexo todo el tiempo: hay una contradicción entre lo que se pretende y lo que pasa en la realidad. Tenemos que pensar qué modelo construimos los adultos para ellos.” Cecilia Moise, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, coincide: “La sanción de la escuela no ayuda para nada. En principio porque plantea que el sexo está mal, y la sexualidad en el adolescente es algo que se tiene que ir construyendo con buenos modelos y con información. Si se castiga pasa al lugar de lo prohibido y de la culpa, cuando el sexo debe estar asociado al placer. Lo que debería hacer el colegio, entonces, es convocar a los padres y amar un diálogo sincero de cómo educar a sus hijos en la sexualidad temprana y los riesgos que esto implica”.María Zysman, psicopedagoga aporta: “Teóricamente la escuela no podría meterse en un caso así pero existe una necesidad de poner límites porque los chicos están desbandados y ya no tienen en claro qué es público y qué es privado. No sé si la solución es dejarlos afuera del sistema si no plantear cómo retomar las riendas sin llegar a medidas autoritarias. Además, creo que la escuela debe intervenir en aspectos sociales que la exceden porque son cosas generadas adentro de ella, con consecuencias afuera”.Sexualidad teenager y reality showsHoy, que todo se muestra o puede ser mostrado, ¿la sexualidad adolescente perdió su naturaleza íntima, su carácter secreto? María Inés Re, experta en educación sexual, dice que lamentablemente hay pocos estudios, pero que el exhibicionismo adolescente se relaciona de manera directa con la cultura de los reality shows: “Hoy pareciera que si un acto no se difunde, no tiene importancia. Como si el placer pasara por hacerlo público y no por el goce sexual propiamente dicho de estar con otra persona. Además, filmar una relación sexual y mostrarla, a los adolescentes los pone en una situación de liderazgo entre pares, porque piensan: ‘Yo no sólo digo que tengo sexo, sino que lo muestro’”.Según Cecilia Moise, psicoanalista, lo que subyace es una señal de alerta: “Toman una actitud exhibicionista y desafiante, lo que me hace pensar que es una manera de llamar la atención, es decir, están pidiendo ayuda y preguntando qué hacer con el propio cuerpo, cómo se hace bien y cómo se hace mal”. Para Alejandro Castro Santander, coordinador general del observatorio de convivencia escolar de la UCA, lo que se pone en juego es la combinación de las nuevas tecnologías con la cultura del espectáculo: “Hoy un chico con un celular se convierte en productor, director y actor y siente que puede filmarlo todo. Lo mismo pasa con los casos de violencia filmada: ahí donde los adultos nos preocupamos, en realidad los chicos están pensando en cómo superar eso que ya mostraron
Rata, sexo, video, amonestaciones y debate
Un grupo de 15 alumnos decidió hacer un picnic en horario escolar. Dos de ellos fueron filmados teniendo sexo. Las imágenes llegaron hasta la escuela. Ahora los padres realizan una acción legal para que los reincorporen.
Secciones
Fernanda Nicolini
D.Critica 09.09.2008
Los padres de ocho alumnos que quedaron involucrados en un escándalo de sexo y videos recurrirán a la Justicia para que deje sin efecto las amonestaciones que les aplicó la dirección del Colegio Normal Dalmacio Velez Sarfield, en la localidad cordobesa de Villa Dolores. La sanción implica que los adolescentes quedan en calidad de “libres” y deberían rendir todas las materias a fin de año. Los padres sostienen que el castigo es “arbitrario” porque los hechos ocurrieron fuera del ámbito escolar. Y que antes que correctivas, las amonestaciones implican una sanción moral por el revuelo que causó el episodio en la ciudad. Especialistas consultados por este diario, lamentaron que las autoridades del colegio “opten por una actitud punitiva en lugar de aprovechar lo ocurrido con sentido educativo”. Y otros, sin adherir, plantean la necesidad de que se pongan límites. Según el relato de los chicos, el pasado 29 de agosto decidieron festejar el cumpleaños de una compañera en vez de ir al colegio. Eran un grupo de 15: cargaron las mochilas con comida y bebida y fueron al balneario central, que queda a orillas del río de Los Sauces y a sólo cinco cuadras de la plaza principal. Al lugar se lo conoce como Villa Cariño y es un clásico de los estudiantes que se hacen la rata. Fue ahí, precisamente, donde alguien filmó con su celular a dos de los adolescentes mientras tenían relaciones sexuales y el resto miraba. Al parecer, los chicos no sabían que este supuesto voyeur los había registrado. El video empezó a circular a través de los celulares y finalmente llegó a la web. La chica involucrada tuvo un ataque de nervios al enterarse, el pueblo se conmocionó, los medios empezaron a decir que hubo drogas y alcohol y la escuela decidió actuar. La directora Edith Alfaro, a cargo del Normal “Dalmacio Vélez Sarsfield”, les aplicó 15 amonestaciones y así dejó libres a ocho de los 15 alumnos sancionados.Alfaro se basó en el hecho de que se hubieran rateado y de que hicieran circular el video para amonestarlos. Pero los padres dicen que el supuesto escándalo sexual fue lo que disparó el castigo. Alfaro sólo dijo a Crítica de la Argentina: “Si algunos se quedaron libres fue por una acumulación de amonestaciones.No puedo decir más nada porque ahora todo va a pasar a instancia judicial”. Los padres de los ocho chicos afectados se reunieron con un abogado. Según contó Cecilia, madre de una de las alumnas: “Creemos que es una sanción fuera de contexto, autoritaria y arbitraria. No podemos explicarnos por qué son las amonestaciones si nuestros hijos no participaron del video y faltaron al colegio con nuestra autorización: nosotros sabíamos que iban al cumpleaños de quince de esta compañera.” Cecilia también dice que les preocupa que la sociedad de Villa Dolores condene a sus hijos sin haberles dado la oportunidad de defenderse. “Imaginate que ahora nosotros vamos al trabajo o a casas de familiares y nos cuestionan por lo que la tele y los diarios dicen que hicieron nuestros hijos, cuando ellos no hicieron nada malo. El problema es que la escuela decidió primar su reputación en vez de decir ‘veamos qué está pasando, contengamos a estos chicos’.” En esta zona de ambigüedad, donde las acciones suceden fuera de la escuela, pero se originan o reproducen ahí, el rol de la institución y sus límites de intervención generan cuestionamientos. Lo mismo sucede cada vez que se desata un hecho de violencia entre compañeros más allá del ámbito del colegio. Es en estas situaciones donde los especialistas se preguntan hasta dónde se puede sancionar y qué se debe sancionar. “La escuela no tiene injerencia cuando las cosas suceden fuera de ella, pero en este caso en particular, el problema está en que se tomó una actitud punitiva cuando se podría haber aprovechado como una cuestión educativa”, opina María Inés Re, especialista en educación sexual. “De todos modos, los adultos nos rasgamos las vestiduras mientras se ven escenas de sexo todo el tiempo: hay una contradicción entre lo que se pretende y lo que pasa en la realidad. Tenemos que pensar qué modelo construimos los adultos para ellos.” Cecilia Moise, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, coincide: “La sanción de la escuela no ayuda para nada. En principio porque plantea que el sexo está mal, y la sexualidad en el adolescente es algo que se tiene que ir construyendo con buenos modelos y con información. Si se castiga pasa al lugar de lo prohibido y de la culpa, cuando el sexo debe estar asociado al placer. Lo que debería hacer el colegio, entonces, es convocar a los padres y amar un diálogo sincero de cómo educar a sus hijos en la sexualidad temprana y los riesgos que esto implica”.María Zysman, psicopedagoga aporta: “Teóricamente la escuela no podría meterse en un caso así pero existe una necesidad de poner límites porque los chicos están desbandados y ya no tienen en claro qué es público y qué es privado. No sé si la solución es dejarlos afuera del sistema si no plantear cómo retomar las riendas sin llegar a medidas autoritarias. Además, creo que la escuela debe intervenir en aspectos sociales que la exceden porque son cosas generadas adentro de ella, con consecuencias afuera”.Sexualidad teenager y reality showsHoy, que todo se muestra o puede ser mostrado, ¿la sexualidad adolescente perdió su naturaleza íntima, su carácter secreto? María Inés Re, experta en educación sexual, dice que lamentablemente hay pocos estudios, pero que el exhibicionismo adolescente se relaciona de manera directa con la cultura de los reality shows: “Hoy pareciera que si un acto no se difunde, no tiene importancia. Como si el placer pasara por hacerlo público y no por el goce sexual propiamente dicho de estar con otra persona. Además, filmar una relación sexual y mostrarla, a los adolescentes los pone en una situación de liderazgo entre pares, porque piensan: ‘Yo no sólo digo que tengo sexo, sino que lo muestro’”.Según Cecilia Moise, psicoanalista, lo que subyace es una señal de alerta: “Toman una actitud exhibicionista y desafiante, lo que me hace pensar que es una manera de llamar la atención, es decir, están pidiendo ayuda y preguntando qué hacer con el propio cuerpo, cómo se hace bien y cómo se hace mal”. Para Alejandro Castro Santander, coordinador general del observatorio de convivencia escolar de la UCA, lo que se pone en juego es la combinación de las nuevas tecnologías con la cultura del espectáculo: “Hoy un chico con un celular se convierte en productor, director y actor y siente que puede filmarlo todo. Lo mismo pasa con los casos de violencia filmada: ahí donde los adultos nos preocupamos, en realidad los chicos están pensando en cómo superar eso que ya mostraron
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