03/08/2009 La Prensa - Nota - Actualidad - Pag. 17
La gran depresión de los argentinos
Especialistas consultados señalaron que reciben cada vez más visitas de pacientes que llegan desesperanzados por la situación del país y muy preocupados por su futuro laboral. También se incrementaron las consultas clínicas por cuadros de hipertensión, problemas lumbares, de cervicales y dermatológicos. Claves para combatir el mal momento.
POR SERGIO LIMIROSKI
Primero el conflicto del campo, luego la crisis económica mundial. Más tarde el temor al contagio del dengue y la gripe A, el miedo a perder el empleo y la recesión local con inflación, que se suman a males que se han tornado endémicos como la inseguridad o la pobreza y la exclusión. La sociedad argentina ha sido golpeada en poco más de un año con varios acontecimientos afectando la leve tranquilidad de la vida cotidiana.La consecuencia inmediata de este cóctel de conflictos y situaciones de agobio es la depresión. Según especialistas que dialogaron con La Prensa son cada vez más las personas que se acercan a consultar porque se sienten angustiadas, ansiosas o con algún malestar psicosomático como fuertes jaquecas o dolores de espalda."Observo un incremento en la cantidad de consultas en los últimos meses, fundamentalmente por el estrés y la angustia que provocan la crisis económico-social y la inseguridad que se vive en nuestro país", aseguró a este diario la psicoanalista y psiquiatra Liliana Novaro.La profesional, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) contó que estas preocupaciones detonan en "cuadros de ansiedad generalizada que da lugar a sensación de nerviosismo intenso que incrementa el deseo de fumar o comer, y a diferentes formas de insomnio"."Algunas personas –continuó- manifiestan depresión con sentimientos de desesperanza. También estos conflictos psicológicos afloran en algunas enfermedades orgánicas como hipertensión, trastornos cardíacos, úlceras gástricas, aumento de los niveles de colesterol, caída del cabello".Novaro señaló que muchos pacientes llegan apenados a partir de "la incertidumbre laboral económica que es muy intensa actual- mente. Las personas temen no conservar sus trabajos y perder la posibilidad de mantener sus familias, conservar sus viviendas, educar sus hijos, no acceder a los sistemas de salud. Asimismo, las personas se abstienen de proyectar sus deseos por temor a no concretar las expectativas"."También observo un alto nivel de preocupación por la inseguridad. Las personas temen el robo, rapto, asesinato, violación. Sabemos del cambio en los usos y costumbres para poder incrementar el cuidado de las personas y sus bienes", agregó.
EN PARALELO La profesional trazó un paralelo entre esta crisis y la que se vivió casi una década atrás. "Las problemáticas actuales que traen los pacientes son similares a las de la crisis del 2001"."Sin embargo puedo mencionar, en mi experiencia, -remarcó dos diferencias en la situación actual: la crisis fue apareciendo poco a poco, fue afectándonos más lentamente y esto da tiempo a tomar conciencia y buscar posibles soluciones"."En cambio la crisis de 2001 se dio bruscamente, motivo por el cual no dio tiempo a la elaboración sino que fue más paralizante". De todas formas, lamentablemente la desesperanza está presente, indicó Novaro, ya que suele escuchar comentarios como, 'no hay modo de progresar y mantenerlo de modo estable' o 'cada tantos años tenemos crisis y perdemos nuestros logros'.Para el psicoanalista y psiquiatra Harry Campos Cervera, en tanto, la crisis estalla no sólo por una situación global adversa sino por errores en la gobernabilidad y desprotección."La percepción de la inescrupulosidad de los gobernantes produce el mismo sentimiento de desamparo que sienten los hijos cuando los padres están más ocupados en si mismos y en sus intereses narcisistas que en el bienestar familiar. La sensación de desprotección e incertidumbre se convierte en moneda corriente, con lo que cualquier situación que se suscite será vivida como peligrosa o amenazante", afirmó."La epidemia de gripe -expresó el miembro de la Asociación Internacional de Psicoanalistas (IPA)-, la de dengue que padecimos y que regresará con la primavera, con su fantasma de muerte, construye la super-epidemia de pánico"."Todos estos son los elementos constitutivos del estrés, no le falta nada. Más aún su cronificación sempiterna hace que la reacción de alerta normal ante una amenaza, se transforme en una enfermedad de más largo aliento como la depresión, los trastornos graves de la ansiedad o el 'distréss'. Ni hablar de sus repercusiones somáticas regulares como los problemas digestivos, cardiovasculares o inmunitarios".MALESTARES CLINICOS En los consultorios médicos también crecen las consultas por problemas que derivan del estrés y las excesivas preocupaciones. "Todo lo que tenga que ver con situaciones de ansiedad se manifiesta en problemas clínicos", afirmó a La Prensa Roberto Fayanás, Director General del Departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas de Buenos Aires."El miedo a perder el empleo, el no poder acceder a pagar las cosas genera que la gente llegue al consultorio con mucha tensión y con síntomas que derivan de esta situación de estrés", agregó el médico clínico.Fayanás, quien señaló que han crecido consultas de este tipo, señaló que entre los trastornos más comunes aparece el dolor de espalda y cuello, las cefaleas, y las contracturas musculares. "Es mucha la gente que llega con problemas en sus cervicales", apuntó.En este tiempo de crisis también se observan pacientes que se quejan porque se sienten muy agotados. "Vienen y piden que les de algún complejo vitamínico. Muchos están deprimidos y entonces se sienten cansados antes de levantarse no a las ocho de la noche luego de la jornada laboral como debería ser en una situación normal".Otra consecuencia de esta sensación de angustia son las manifestaciones digestivas que presentan los pacientes como dispepsia, acidez, sensación de pesadez, alternancia de diarrea o constipación.El estrés, agregó Fayanás, es también causante de afecciones dermatológicas como alergias, ronchas, picazón y hasta cuadros de psoriasis. "Luego hay situaciones más riesgosas como aumento de la frecuencia cardíaca, hipertensión, colesterol alto", destacó el médico.COMO ENFRENTARLAFayanás afirmó que para contrarrestar esta situación hay que hacer primero un diagnóstico seguro y contener al paciente. "Es importante explicarle cuál es el origen de estos malestares y tranquilizarlo".Luego es fundamental -agregó el profesional- trabajar en la mejoría del paciente. "Siempre es bueno recomendar por ejemplo que haga actividad física o enseñarle alguna técnica de relajación para bajar tensiones y que modifique la situación de tensión en la que vive"."Hay que cuidar muy bien lo que se tiene, fundamentalmente el trabajo. Pensar cuidadosamente en qué gastar y en qué no, qué es de primera necesidad y qué se puede postergar. Es decir, planificar bien las acciones", indicó por su parte Novaro.Para Campos Cervera, en tanto, "desde el estado, es necesario un liderazgo fuerte creíble y que priorice el bien colectivo por sobre el personal. Y desde cada persona es imprescindible conservar la esperanza, ya que "nada dura cien años'."Preservarse de la desazón permite conectarse con la comprensión más estructural de la situación y por ende encontrar paulatinamente caminos que vayan mostrando posibilidades de aperturas", agregó.Por último, para la psicoanalista Laura Orsi "lo mas importante es el reconocimiento de la situación, y la flexibilidad y la creatividad para resolverla. Esto es lo que permite el cambio, el reinventarse"."Revalorizar la importancia de los vínculos afectivos, lazos sociales, familia, amigos, entorno, como sistema de red de contención frente a la inseguridad del futuro y la adversidad. Cuidar y cuidarse"http://www.uba.ar/popup/index.php?id=45751-UBA
La gran depresión de los argentinos
Especialistas consultados señalaron que reciben cada vez más visitas de pacientes que llegan desesperanzados por la situación del país y muy preocupados por su futuro laboral. También se incrementaron las consultas clínicas por cuadros de hipertensión, problemas lumbares, de cervicales y dermatológicos. Claves para combatir el mal momento.
POR SERGIO LIMIROSKI
Primero el conflicto del campo, luego la crisis económica mundial. Más tarde el temor al contagio del dengue y la gripe A, el miedo a perder el empleo y la recesión local con inflación, que se suman a males que se han tornado endémicos como la inseguridad o la pobreza y la exclusión. La sociedad argentina ha sido golpeada en poco más de un año con varios acontecimientos afectando la leve tranquilidad de la vida cotidiana.La consecuencia inmediata de este cóctel de conflictos y situaciones de agobio es la depresión. Según especialistas que dialogaron con La Prensa son cada vez más las personas que se acercan a consultar porque se sienten angustiadas, ansiosas o con algún malestar psicosomático como fuertes jaquecas o dolores de espalda."Observo un incremento en la cantidad de consultas en los últimos meses, fundamentalmente por el estrés y la angustia que provocan la crisis económico-social y la inseguridad que se vive en nuestro país", aseguró a este diario la psicoanalista y psiquiatra Liliana Novaro.La profesional, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) contó que estas preocupaciones detonan en "cuadros de ansiedad generalizada que da lugar a sensación de nerviosismo intenso que incrementa el deseo de fumar o comer, y a diferentes formas de insomnio"."Algunas personas –continuó- manifiestan depresión con sentimientos de desesperanza. También estos conflictos psicológicos afloran en algunas enfermedades orgánicas como hipertensión, trastornos cardíacos, úlceras gástricas, aumento de los niveles de colesterol, caída del cabello".Novaro señaló que muchos pacientes llegan apenados a partir de "la incertidumbre laboral económica que es muy intensa actual- mente. Las personas temen no conservar sus trabajos y perder la posibilidad de mantener sus familias, conservar sus viviendas, educar sus hijos, no acceder a los sistemas de salud. Asimismo, las personas se abstienen de proyectar sus deseos por temor a no concretar las expectativas"."También observo un alto nivel de preocupación por la inseguridad. Las personas temen el robo, rapto, asesinato, violación. Sabemos del cambio en los usos y costumbres para poder incrementar el cuidado de las personas y sus bienes", agregó.
EN PARALELO La profesional trazó un paralelo entre esta crisis y la que se vivió casi una década atrás. "Las problemáticas actuales que traen los pacientes son similares a las de la crisis del 2001"."Sin embargo puedo mencionar, en mi experiencia, -remarcó dos diferencias en la situación actual: la crisis fue apareciendo poco a poco, fue afectándonos más lentamente y esto da tiempo a tomar conciencia y buscar posibles soluciones"."En cambio la crisis de 2001 se dio bruscamente, motivo por el cual no dio tiempo a la elaboración sino que fue más paralizante". De todas formas, lamentablemente la desesperanza está presente, indicó Novaro, ya que suele escuchar comentarios como, 'no hay modo de progresar y mantenerlo de modo estable' o 'cada tantos años tenemos crisis y perdemos nuestros logros'.Para el psicoanalista y psiquiatra Harry Campos Cervera, en tanto, la crisis estalla no sólo por una situación global adversa sino por errores en la gobernabilidad y desprotección."La percepción de la inescrupulosidad de los gobernantes produce el mismo sentimiento de desamparo que sienten los hijos cuando los padres están más ocupados en si mismos y en sus intereses narcisistas que en el bienestar familiar. La sensación de desprotección e incertidumbre se convierte en moneda corriente, con lo que cualquier situación que se suscite será vivida como peligrosa o amenazante", afirmó."La epidemia de gripe -expresó el miembro de la Asociación Internacional de Psicoanalistas (IPA)-, la de dengue que padecimos y que regresará con la primavera, con su fantasma de muerte, construye la super-epidemia de pánico"."Todos estos son los elementos constitutivos del estrés, no le falta nada. Más aún su cronificación sempiterna hace que la reacción de alerta normal ante una amenaza, se transforme en una enfermedad de más largo aliento como la depresión, los trastornos graves de la ansiedad o el 'distréss'. Ni hablar de sus repercusiones somáticas regulares como los problemas digestivos, cardiovasculares o inmunitarios".MALESTARES CLINICOS En los consultorios médicos también crecen las consultas por problemas que derivan del estrés y las excesivas preocupaciones. "Todo lo que tenga que ver con situaciones de ansiedad se manifiesta en problemas clínicos", afirmó a La Prensa Roberto Fayanás, Director General del Departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas de Buenos Aires."El miedo a perder el empleo, el no poder acceder a pagar las cosas genera que la gente llegue al consultorio con mucha tensión y con síntomas que derivan de esta situación de estrés", agregó el médico clínico.Fayanás, quien señaló que han crecido consultas de este tipo, señaló que entre los trastornos más comunes aparece el dolor de espalda y cuello, las cefaleas, y las contracturas musculares. "Es mucha la gente que llega con problemas en sus cervicales", apuntó.En este tiempo de crisis también se observan pacientes que se quejan porque se sienten muy agotados. "Vienen y piden que les de algún complejo vitamínico. Muchos están deprimidos y entonces se sienten cansados antes de levantarse no a las ocho de la noche luego de la jornada laboral como debería ser en una situación normal".Otra consecuencia de esta sensación de angustia son las manifestaciones digestivas que presentan los pacientes como dispepsia, acidez, sensación de pesadez, alternancia de diarrea o constipación.El estrés, agregó Fayanás, es también causante de afecciones dermatológicas como alergias, ronchas, picazón y hasta cuadros de psoriasis. "Luego hay situaciones más riesgosas como aumento de la frecuencia cardíaca, hipertensión, colesterol alto", destacó el médico.COMO ENFRENTARLAFayanás afirmó que para contrarrestar esta situación hay que hacer primero un diagnóstico seguro y contener al paciente. "Es importante explicarle cuál es el origen de estos malestares y tranquilizarlo".Luego es fundamental -agregó el profesional- trabajar en la mejoría del paciente. "Siempre es bueno recomendar por ejemplo que haga actividad física o enseñarle alguna técnica de relajación para bajar tensiones y que modifique la situación de tensión en la que vive"."Hay que cuidar muy bien lo que se tiene, fundamentalmente el trabajo. Pensar cuidadosamente en qué gastar y en qué no, qué es de primera necesidad y qué se puede postergar. Es decir, planificar bien las acciones", indicó por su parte Novaro.Para Campos Cervera, en tanto, "desde el estado, es necesario un liderazgo fuerte creíble y que priorice el bien colectivo por sobre el personal. Y desde cada persona es imprescindible conservar la esperanza, ya que "nada dura cien años'."Preservarse de la desazón permite conectarse con la comprensión más estructural de la situación y por ende encontrar paulatinamente caminos que vayan mostrando posibilidades de aperturas", agregó.Por último, para la psicoanalista Laura Orsi "lo mas importante es el reconocimiento de la situación, y la flexibilidad y la creatividad para resolverla. Esto es lo que permite el cambio, el reinventarse"."Revalorizar la importancia de los vínculos afectivos, lazos sociales, familia, amigos, entorno, como sistema de red de contención frente a la inseguridad del futuro y la adversidad. Cuidar y cuidarse"http://www.uba.ar/popup/index.php?id=45751-UBA
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