miércoles, 21 de octubre de 2009

La Violencia que identifica a los Argentinos


ocho de cada diez personas creen que el descontrol físico y psíquico es parte del ser nacional
La violencia que identifica a los argentinos
Para la mayoría, la discriminación, las agresiones verbales o el desprecio tienen tanto peso como un robo o un golpe físico. Por qué cambiaron el concepto y los escenarios.
D.Critica-25.07.2008

Ámbitos. Ya no existe un escenario específico. La calle, la cancha de fútbol. una manifestación, el trabajo y hasta la mesa de un bar pueden ser espacios para la violencia.
Ocho de cada diez personas creen que los argentinos somos violentos, según una encuesta de la consultora D’Alessio Irol. Sin embargo, a la hora de describir situaciones de violencia, la discriminación, las agresiones verbales o el desprecio tienen tanto peso como un robo o un golpe físico. ¿Somos más violentos? ¿Se amplió el concepto? ¿Percibimos otro tipo de violencia? José Garrida Zucal, antropólogo e investigador de la Escuela de Humanidad de la Universidad de San Martín, señala como dato interesante que el 80% de los encuestados se haya reconocido como violento. “La violencia siempre funciona como una manera de señalar al otro y nunca para señalarnos a nosotros mismos, aunque todos somos violentos en alguna dimensión”. Desde una visión clásica, la violencia está asociada con la agresión física, el golpe, el atraco. De hecho, el 91% de los encuestados señaló al robo como la principal acción de violencia hacia otro. Sin embargo, el 87% puso en segundo lugar de importancia a la burla por el aspecto, el 81% también hizo mención a la discriminación, el 78% al desprecio, el 71% al acoso (laboral, psicológico) y el 59% al no ascenso en el trabajo por la condición de género. Esto se combina con la idea de que ya no se reconoce un escenario específico donde se desatan los hechos violentos. Y si antes la calle podría ser la respuesta automática, hoy se le agregan los boliches, los bares, las canchas de fútbol y el propio hogar. Además, la mitad coincidió en que los medios públicos de transporte y el trabajo son lugares habituales de situaciones de este tipo. Esto, de algún modo, da a entender una ampliación del término de violencia. Ernesto Alonso, psicólogo social y profesor de la Universidad Austral, opina: “Hemos estado acostumbrados a entender la violencia como una forma de manifestación hostil física. Pero hoy el concepto se amplió, aunque terminológicamente todavía sea discutible. Lo que se ve en la práctica es que hay muchas otras formas de agresión, como el acoso psicológico por ejemplo, que es algo que percibo a través de las consultas. Lo que pasa es que si D’Elía va a la plaza y le pega a un grupo de manifestantes es mucho más evidente la violencia que en un acoso laboral, donde es más invisible”. Garrida Zucal completa la idea: “En los últimos años se incluyó el término de violencia simbólica, que es la que va más allá de la agresión física. Y aunque los que investigamos el tema siempre nos preocupamos por definir qué es violencia y qué no, sabemos que es algo que va cambiando según la sociedad y la época: hace 20 años la discriminación no era un acto violento”.Como coordinadora del departamento de Psicoanálisis y Sociedad de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Cecilia Moise agrega: “La violencia es una conducta socialmente aprendida del contexto y las agresiones verbales, la discriminación, las burlas y la degradación son factores con los que se construye una persona violenta: para burlarse de otro le tenés que sacar de su condición de semejante. Para eso, lo convierto en una cosa y entonces puedo escupirlo, insultarlo o ignorarlo porque no va a sufrir y a mí no me va a dar culpa. Con este criterio se cometieron los genocidios”. LA PERCEPCIÓN. A la pregunta: “¿Alguna vez una persona cercana se puso violento/a con usted?”, el 40% respondió que no. Por lo que se hace evidente que la percepción de la violencia es una construcción que excede la experiencia personal. Orlando D’Adamo, director del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, advierte que en general no hay una correspondencia entre lo que se cree y lo que sucede. “Muchas veces son respuestas existenciales, por llamarlas de algún modo: la idea que tiene de la violencia un vecino de Belgrano es muy distinta de la que puede tener alguien del segundo cordón bonaerense. Se podría decir que la gente de clase alta ve la violencia y la marginal convive con ella”. Alonso, de la Austral, también hace hincapié en el contexto social como factor clave para construir la sensación de violencia. “De tanto escuchar que a otros les robaron o los secuestraron se genera la expectativa de que en algún momento me va a tocar a mí. Por otra parte, si se lo confronta con lo que ha pasado en estos meses con el conflicto del campo, el termómetro de percepción de violencia simbólica aumenta: todo se discutió en términos de enemigos, de ganar o perder, de castigar. Y la percepción de la violencia es eso: sentir al otro como un adversario”. ¿Cómo se reacciona ante la violencia? En caso de ser víctima de una situación violenta, la mayoría dijo que no sabría cómo actuar, pero que recurrirían a sus amigos o familiares para pedir ayuda o contar lo sucedido. Las personas de ámbitos marginales, en cambio, preferirían sufrir en silencio si una persona cercana se pusiera violenta con ellos. “Muchas veces, para los sectores populares definirse como víctima de la violencia es un descrédito al honor, porque, como se manejan en la cultura del aguante, decir que les pegaron es decir que no se la aguantan. Lo mismo pasa en el fútbol. En cambio, para las clases medias, donde está elaborada la idea de que todos son víctimas de la violencia, hay más preponderancia a denunciar. Lo mismo pasa con esta ampliación del concepto de violencia: surge como una tendencia actual en sectores con acceso a la educación”, analiza Garrida Zucal y concluye: “Considerar otras situaciones violentas más allá de un golpe, el asesinato o el robo es positivo. El único peligro que se corre si no se analiza bien es el de vaciar el concepto. Es decir, que todo sea definido como violento y entonces que la violencia, al final, no signifique nada”.“Mucha tensión en el tren Roca”David Vera, contador: “Ayer viví una situación de violencia en el tren Roca, que me generó malestar. Fue un enfrentamiento entre las 100 personas que viajaban sin boleto y los guardas. Se enfrentaron y hubo muchísima tensión en el ambiente. Igual creo que no somos una sociedad violenta, nos falta bastante para poder afirmar algo así”.“Una dinámica súper violenta”Daniela Carolo, telemarketer: “Nadie te respeta, te cortan, te maltratan, llegan a insultarte. Uno es educado pero no responden de la misma manera. Es una dinámica súper violenta. Somos una sociedad violenta. La gente no respeta el derecho del otro. Creo que se debe a nuestra carencia de valores y a la falta de educación”.“Una mamá y un bebé tirados” Fabián Ceciliano, preparador físico: “Anoche sentí violencia cuando en la calle vi a una madre con un bebé de 9 o 10 meses, tirados, sin tener ni leche para calentar. Me sentí un hijo de puta por poder cubrir mis necesidades y ellos no. Hay violencia porque hasta que la gente no tenga respuesta a sus necesidades nunca va a haber tranquilidad”.

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