lunes, 4 de enero de 2010


Una tradición que sigue vigente
La magia de los Reyes protege la ilusión infantil
Según los especialistas, la fantasía dura cada vez menos
Noticias de Ciencia/Salud- Sábado 5 de enero de 2008 -Publicado en edición impresa La magia de los Reyes Magos promueve la creatividad y el juego entre padres e hijos

A Guillermo no le alcanzaban los ojos frente a las góndolas de una juguetería porteña de la zona del Abasto. “Ma, no sé qué pedirles a los Reyes, hay muchas cosas”, le dijo con una sonrisa de desconcierto a Cecilia. “Ahora le escribimos una lista de lo que te gusta a Melchor y que él elija, ¿te parece?”, contestó su madre. “¡No, no le demos más trabajo que viene de lejos!”, retrucó el niño, de 7 años.

La escena refleja que la ilusión por los Reyes Magos aún está vigente, tanto en chicos como en grandes. De hecho, en muchos hogares esta noche estará montada la escenografía con zapatos sueltos, agua y pasto.

Los padres y psicólogos consultados por LA NACION coincidieron en que este mundo de fantasía, que aun hoy se celebra en el imaginario colectivo, también ayuda a proteger a los chicos del mundo de los adultos y conserva su inocencia.

“El relato de los Reyes Magos está relacionado con la ilusión propia del mundo infantil. Pero la exposición de los chicos a los medios de comunicación acelera que esa fantasía se disipe a una edad cada vez más temprana", explicó a LA NACION la licenciada Sabrina Helou, psicóloga especializada en niños y adolescentes e integrante del Equipo de Terapia Familiar del Area de Psicología Infanto Juvenil del Hospital de Clínicas.

El juego, la historia y los relatos, precisó la especialista, fortalecen el pensamiento creativo de los niños porque después de los 6 años "necesitan manejar datos más cercanos a la realidad" y, así, se aproximan a un pensamiento más cercano a la realidad, lógico y alejado de la fantasía.

Además, agregó que, aunque no existen estudios realizados hasta ahora, en la práctica y por los comentarios de los padres se observa que a partir de los 5 o 6 años los chicos comienzan a cuestionar si los padres tienen algo que ver en esta historia que cada 6 de enero culmina con el regalo tan esperado.

Por otro lado, Helou resaltó que la ilusión que los chicos ponen en los Reyes con el tiempo fue cambiando. "Los padres fueron abandonando el espacio de juego con sus hijos y lo reemplazaron por la ilusión de obtener un objeto concreto, el juguete. Esto modificó la interacción entre padres e hijos", indicó.

Compartir la magia
La tradición cuenta que tres Reyes Magos -Melchor, Gaspar y Baltasar- llegaron de Oriente guiados por una estrella que los condujo hasta el Pesebre en Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido, para adorarlo y ofrecerle oro, incienso y mirra. Con el tiempo, los países de tradición católica adoptaron la costumbre de celebrar la festividad de los Reyes Magos.

Hoy, no necesariamente esa fecha está ligada a lo religioso. Padres consultados por LA NACION afirmaron que para ellos mantener esa tradición los hace compartir algo mágico con sus hijos.

Es lo que sostiene Silvana, mamá de dos chicos, uno de 3 y otro de 5 años. "Les inculqué la historia de los Reyes desde bien chiquitos, porque es una ilusión que pueden conservar siempre. Y porque yo también la disfruto, a pesar de que me tengo que levantar bien temprano para hacer desaparecer el agua y el pasto -dijo riendo, mientras esperaba que le envolvieran los regalos para sus hijos-. Para mí, es un juego sano, y para ellos, una ilusión hermosa."

Jorge Moroni, de 45 años y padre de Adriana (7), Franco (8) y Malena (4), se atrevió a contar mientras esperaba a su hija en la puerta de otra juguetería: "Les inculco la fantasía de los Reyes Magos a mis hijos; los aliento a que dejen sus zapatos, el pastito y el agua porque la inocencia y la imaginación de los chicos son lo más lindo que tienen".

Y agregó, emocionado: "Cuando me dijeron mis compañeros de colegio que los Reyes no existían, no me enojé. Pero sí estoy preocupado porque a mi hijo mayor, Franco, sus amigos de fútbol le dijeron que Papá Noel no existe y cuando vino a preguntarme, defendí mi posición: le dije que ellos estaban equivocados. Pero ahora está haciendo averiguaciones para saber si los Reyes existen. Yo creo que hay que alargar esa inocencia lo máximo posible".

Sin embargo, la doctora María Teresa Calabrese, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), no coincide con la posición de Moroni. Para ella, esta celebración tiene cada vez menos vigencia e insistió en la importancia de contarles a los chicos siempre la verdad, ya sea sobre los Reyes como sobre Papá Noel.

"Cuando el niño descubre que sus padres le han mentido durante años, se siente internamente traicionado y automáticamente pierde la confianza en ellos -aseguró Calabrese, especialista en niños y adolescentes-. Uno puede seguir con la tradición, sin tener la necesidad de mentir."

En esto coincidió Ernesto, de 45 años, mientras esperaba que terminaran de envolverle los regalos para sus hijos en una juguetería de la calle Florida al 600. "Yo les suelo comprar regalos a mis hijos para Reyes, pero no les inculco la historieta de que existen. Saben que el regalo es mío y que lo reciben si ponen los zapatos. Además, el de 7 años maneja Internet y cuando quiera puede buscar información online para saber si verdaderamente existen. ¿Para qué les voy a mentir?"

Según la doctora Laura Orsi, médica psicoanalista y miembro titular de APA, "hace 30 o 40 años, los chicos no se enteraban de nada hasta los 10 años y existía una situación de complicidad entre hermanos".

Para la experta, los padres "deben transmitirles a sus hijos el relato de los Reyes como un hecho histórico, y no como una fantasía".

Gratos recuerdos
En cambio, el sacerdote Martín Bourdieu, vicario de la parroquia de Santa Rosa de Lima, discrepó con algunos psicólogos. "Tengo lindísimos recuerdos de mi niñez, cuando junto con mis hermanos preparábamos la llegada de los Reyes. Y no recuerdo haberme sentido frustrado cuando supe que eran mis padres los que se llevaban el pasto y el agua."

Y Valeria Estévez (38), antes de responderle a LA NACION en una de las jugueterías, se tomó unos segundos para pedirles a sus hijos Lucila (10) y Sebastián (7) que se alejaran un poco a mirar juguetes. "El camino del adulto es muy arduo. Si la vida a estas alturas es muy difícil, ¿para qué decirles que los Reyes no existen?", sostuvo.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=976482
Julieta Bravo Paula Soler

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