lunes, 4 de enero de 2010

Vacaciones adolescentes


Vacaciones adolescentes
Qué hacer frente al primer viaje de un hijo con amigos. Consejos de especialistas.
Mónica Soraci. Especial para Mujer Los hijos crecen y es en la adolescencia cuando comienzan a preparar las alas para abandonar el nido protector. Hasta ese momento, las vacaciones se compartían en familia, con los hermanos y los padres, al lugar donde éstos últimos disponían, sin quejas ni reclamos. Pero alrededor de los 16 o 17 años las cosas cambian sustancialmente: los adolescentes quieren empezar a volar solos; irse a la Costa o a las sierras con su grupo de amigos, lejos de la atenta mirada de los mayores. Quieren vivir su propia experiencia y conocer el mundo desde otra perspectiva, la suya. Se sienten adultos y capaces de sortear los escollos que se les presente en la aventura. Necesitan soltar amarras, algo absolutamente natural e indispensable para poder crecer, pero lo que en general suelen desconocer es que afuera los peligros acechan y los padres, quienes saben que es momento de dejarlos caminar solos, tienen temor de que algo malo pueda sucederles. "En la adolescencia se producen cambios fundamentales: tanto psíquicos, corporales como en el área social, y uno de los movimientos sociales que implica la necesidad de independizarse de las figuras parentales que representan la autoridad, son las vacaciones con el grupo de amigos -reflexiona la doctora Felisa Lambersky de Widder, pediatra, psicoanalista, especialista en niños y adolescentes, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)-. Aún cuando muchos suelen vacacionar con sus padres, es común a todos la imperiosidad de irse con sus amigos". Qué hacer Frente al nuevo panorama de esos hijos que comienzan a recorrer su camino sin la mano adulta tan presente, los padres muchas veces no saben cómo reaccionar, qué decirles, qué hacer con la inminente partida hacia las primeras vacaciones solos o con amigos. "Es importante saber que los adolescentes todavía son chicos, con un aparato psíquico en formación, y por mucho que se sientan adultos necesitan que se les expliquen las situaciones con serenidad pero con firmeza, con límites, para que comprendan que si bien se los deja ir, también se los cuida -sostiene la licenciada Marta Dávila, psicoanalista miembro de APA, especialista en niños y adolescentes, posgrado en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática y miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA)-. Es prudente que los padres alarguen la soga, pero también que no la suelten". La clave está, entonces, en poder transmitirle a los hijos cuál es la llave para que se cuiden y también puedan disfrutar de esa nueva experiencia. "La base para que esta primera vacación sea exitosa es el diálogo y la confianza previa, que se va construyendo desde chicos y que se pone a prueba en las primeras salidas con amigos -aconseja la doctora Laura Orsi, médica psicoanalista, miembro de APA y de IPA, coautora de "Psicoanálisis y Sociedad. Teorías y Prácticas"-. Esas primeras salidas nos permitirán evaluar hasta qué punto el adolescente está preparado para esa 'aventura' y hasta dónde lo estamos nosotros como padres; toda una experiencia para ambas partes". Los peligros Según el doctor José Sahovaler, médico psicoanalista miembro de APA, docente del Hospital Pirovano y del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, "la adolescencia implica necesariamente correr riesgos porque la vida los propone constantemente, y uno deja de ser adolescente cuando se da cuenta de esos peligros y no desea correrlos más -justifica-. Pero uno de los mayores escollos a esta edad está en la noche, que hoy pasa generalmente por el alcohol, con mayor preocupación puesta en las chicas, que toman cerveza, vino o bebidas blancas con el estómago vacío porque están a dieta o cuidándose para no verse hinchadas al momento de salir". El alcohol es un riesgo real que preocupa mucho a los padres. "No hay que prohibírselo porque lo van a hacer igual; el diálogo franco es la única puerta para evitar desbordes -advierte Sahovaler-. 'Sé que vas a tomar, pero ponéte límites', 'llamáme, informáme cómo estás y con quién', 'confiá en mí, si necesitás ayuda, aquí estoy', son frases que el chico debe tener muy presente". Existen otros riesgos que también preocupan a los adultos. Y mucho. "La tentación de consumir drogas genera mucha angustia, pues el adolescente cuando está solo se hace el 'agrandado' frente a sus pares -remarca Dávila-. Por eso es tan importante evaluar qué tipo de vacaciones se eligen, las características del grupo de amigos y las particularidades de cada adolescente, antes de acordar el permiso. Lo ideal es conocer bien las costumbres de los amigos que acompañan al chico y fundamental establecer contacto con los otros padres". El doctor Sahovaler da un paso más allá. "Me parece que lo mejor sería que haya un adulto en la ciudad donde los chicos vacacionen, a quien ellos puedan recurrir; no se trata de veranear todos juntos sino que alguien mayor pueda ejercer el rol de cuidador, como cuando están en la casa con la familia". Los temores. Es inevitable que los padres también sientan miedo acerca del sexo inseguro. "Hay que señalarles los cuidados y recaudos que deben tomar para no cometer errores que después puedan ser insalvables", sugiere la licenciada Dávila. Y Sahovaler agrega: "La información y los profilácticos, tanto para las chicas como para los varones, tienen que constituir el equipo básico del veraneo". El dinero es otro tema a tener en cuenta. ¿Se le da lo justo para los días de vacaciones o mayor cantidad? "En general, se desenvuelven con lo necesario; en caso de emergencia siempre existen formas de comunicarse y acceder a ese dinero que necesitan, pero en este punto también es esencial enseñarles a administrarse bien", enfatiza Lambersky de Widder. Tampoco se trata de transmitirles al adolescente todos los miedos. "No hay que hacerlo porque esos temores pueden no ser reales sino producto de la ansiedad o angustia de la separación propia de los padres, cuando sus hijos comienzan a manejar su independencia - previene Dávila-. Volcar los propios miedos puede incluso ser contraproducente porque confunde al chico a la hora de tener que resolver situaciones externas reales con las que seguramente deberá enfrentarse". Lo importante -prosigue la doctora Orsi- es darle al adolescente consignas claras, para que cuando se encuentre con un obstáculo pueda resolverlo o pedir ayuda, sin sentir esa situación como un fracaso. "Es una oportunidad y todo un desafío, dice la especialista, para el chico y su desarrollo". http://www.clarin.com/suplementos/mujer/2009/01/24/m-01845466.htm

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