miércoles, 21 de octubre de 2009

TECNOADICCION


¿Qué es la infomanía?
Tecno @dicción
Es la obsesión de revisar todo el tiempo el correo electrónico, vivir pendiente de los mensajes de texto en el celular y del chat. En Argentina, los 18 millones de usuarios de telefonía celular y los 10 millones que acceden a Internet son víctimas potenciales de esta nueva adicción que, según un estudio realizado en Inglaterra, afectaría la inteligencia. Pero eso no es todo: depender de las nuevas tecnologías también empobrece las relaciones sociales. Qué hacer para evitar esta adicción.
Hoy, los grandes diseñadores de moda están creando trajes de noche con bolsillos internos, ocultos, para llevar el celular, porque la necesidad de estar y sentirse comunicado todo el tiempo es cada vez mayor”, enfatiza Pablo Tedesco, director asociado de Prince & Cook. Según proyecciones de esta consultora, a fin de año el número de argentinos que tengan celular ascenderá a 18 millones, y 10 millones serán los que accedan a Internet. Hoy se sabe que ya son casi 7 millones los que tienen una cuenta de correo electrónico. Así que la infomanía –se llama así al abuso de las tecnologías– está a la orden del día en Argentina. “Se empieza a ver que en nuestro país se depende cada vez más de Internet y del celular. Y es notable el aumento de los usuarios del SMS (mensajes de texto en el celular): hace dos años no llegaba al 7 % de los que tenían telefonía celular, el año pasado ya había alcanzado el 41 % y este año ya lo usa el 81 %”, asegura Tedesco. Si bien es cierto que las nuevas tecnologías facilitan la comunicación, acercan las distancias y son excelentes herramientas de trabajo, cuando se las usa de manera obsesiva se convierten en armas de doble filo. La empresa de informática Hewlett Packard se dio cuenta de este doble fenómeno –la tecnología ofrece grandes beneficios en términos de productividad pero termina abrumando a los trabajadores por el exceso de información y la necesidad de estar siempre comunicados– y encargó un estudio a un equipo de psicólogos británicos liderados por el profesor Glenn Wilson, del Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres. La investigación, que se realizó sobre una muestra de 1.100 personas, reveló que estas formas de comunicarse, practicadas de manera obsesiva, pueden reducir hasta diez puntos el coeficiente intelectual. ¿Por qué? El estar constantemente pendiente del celular o de Internet provoca la pérdida de concentración, un estado de tensión permanente –producido por la espera de los mensajes– y estrés, lo que incide directamente en la agudeza mental, según estimaciones de Wilson. El estudio reveló que el 62 % de los adultos era adicto a chequear los e-mails fuera del horario de oficina, e incluso durante las vacaciones; que el 50% de los encuestados respondía el correo electrónico en menos de una hora de haberlo recibido y que 1 de cada 5 no se sentía incómodo al interrumpir una reunión de negocios o un encuentro social para responder un e-mail o un mensaje de texto del celular. David Smith, gerente de comunicaciones comerciales de Hewlett Packard, asegura que la responsabilidad está en las empresas: “Estos resultados sugieren que estamos en peligro de caer en una sociedad conectada las 24 horas. Esto preocupa más cuando se tiene en cuenta el impedimento potencial sobre el rendimiento y la concentración de los empleados, y el impacto consecuente sobre los negocios”.
Federico Wiemeyer, periodista a cargo de la columna de Internet de los noticieros de Canal 13, sostiene: “las nuevas tecnologías son herramientas de comunicación muy positivas, pero no faltan los que caen en la adicción y el abuso. Hay gente que no puede vivir sin revisar el correo electrónico el domingo. Pero creo que todo esto es parte de un boom y va a pasar”, dice.
Lo cierto es que esta obsesión es bastante parecida a otras manías más reconocidas. “La persona empieza a tratar de controlar varios estímulos a la vez, lo cual lo lleva a tener un estado de alerta permanente. Todo esto le genera mucha ansiedad y angustia”, detalla el Dr. Gustavo Bustamante, vicepresidente de la Fundación Fobia Club. Y explica: “quien padece esta obsesión no puede controlar el impulso de verificar la llegada de nuevos mensajes y se termina obsesionando”. Por otra parte, sostiene: “estas formas de comunicarse terminan siendo virtuales, ficticias, se pierden aspectos que tienen que ver con la comunicación real, con el mirar al otro y entender los mensajes no verbales”.
La Dra. Laura Orsi, médica psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, afirma: “Muchas veces se genera una realidad virtual: ‘Me siento conectado socialmente porque estoy hablando por el celular pero en realidad estoy solo sentado en la mesa de un bar’. Esta es la paradoja del mundo actual”. Desde su punto de vista, “existe una dependencia a las nuevas tecnologías. Y se da en mayor grado en aquellas personas que ya tienen algún trastorno previo –alguna fobia, trastorno de ansiedad, compulsión o adicción al trabajo–”. El impacto social que genera la infomanía está claro, pero ¿qué pasa con la agudeza mental? Para el Dr. Alejandro Anderson, médico neurólogo y neurofisiólogo, director del Instituto de Neurología de Buenos Aires, “actividades poco estimulantes, muy repetitivas o aquellas que tienen que ver con la obsesión van en contra del desarrollo de la inteligencia”. Y buscando una comparación, comenta que se han realizado estudios acerca del efecto de la televisión sobre la agudeza mental comprobándose que su abuso provoca un descenso de la inteligencia. “El aumento del consumo del tiempo de televisión y la disminución del tiempo que se puede dedicar a otras actividades, como la lectura, la escritura o el estudio, va en contra de nuestra inteligencia y nuestra capacidad mental”, señala.
El correo electrónico, el chat y el celular son buenas herramientas de comunicación. Sería una necedad negarlo en estos tiempos de globalización. Pero es necesario tener una actitud más responsable trabajando con ellas de una manera más inteligente. El mejor consejo sería “usá la tecnología y no dejes que la tecnología te use”. Y sobre todo, cada tanto, hay que despegar la vista de la pantalla de la computadora, apagar el celular y empezar a mirar a nuestro alrededor.
Texto Daniela Fajardo Fotos Mariana Ruddock

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